¡Es mi turno! ¡A por mi nuevo compañero!

Si,ya se sabía el rollo ese de que cuando alcanzas cierta edad podías adquirir a tu primer compañero...y eso era justamente lo que pensaba hacer,quería uno de esos pokemón que tanta gente tenía,estaba decidida,no lo había dudado ni un instante en cuando empezó a caminar hacía ese lugar,debía intentarlo,quería intentarlo...
Cuando por fin llegó a aquel laboratorio,se quedó en la puerta,sin saber muy bien si entrar o no,no es que los modales o el interrumpir a alguien le importara demasiado,pero no sabía que hacer.
-¿Ho-hola...?-Preguntó,pero enseguida se dio cuenta de que estaba hablando demasiado bajo,en un tono casi inaudible,por lo que no creía que nadie la hubiera escuchado. -Ha..¿¡Hay alguien ahí!?-Preguntó de nuevo,esta vez demasiado alto,ya que fue casi un grito,estaba impaciente,y se le notaba bastante por el nerviosismo con el que se movía y en la voz,se acercó un poco mas a la puerta,mientras esperaba una respuesta de alguien.

Unos cuantos Rattata se escaparon en medio de una investigación, y como el personal permanecía trabajando, unos cuantos ayudantes y yo los comenzamos a buscar por el laboratorio. Estaba buscando por la zona de la puerta, cuando de repente escuché a alguien gritando fuera, y por ello entreabrí la puerta.

-Sí que hay alguien. – dije, con tono malhumorado y observando a la extraña chica que tenía delante. – ¿He de suponer que vienes a por tu primer Pokémon? – tras preguntarlo, y sin esperar respuesta, ya que era obvia la misma, abrí del todo la puerta del laboratorio, dejando pasar a la joven.

Un par de Rattata pasaron por el hueco de la puerta, pero con rapidez conseguí pararles el paso, más volverlos a las pokéball donde debían estar.

-Dos menos, quedan veintiocho. – comenté a los ayudantes del interior del laboratorio, volviendo mi vista a la joven entrenadora. – ¿A qué esperas? Entra de una vez.

-Eso ya lo veo...-Musitó en voz baja,asintiendo rápidamente con la cabeza para afirmar su pregunta,aunque era obvio que si,de otra forma no hubiera ido al laboratorio...observó a los Rattata que casi escaparon del laboratorio,sin éxito,solo apartó la mirada de ellos cuando fueron devueltos a las pokéball. -Ya voy...-Dijo rápidamente,estuvo a punto de contestar mal y soltar alguna grosería,pero pensó que era mejor no hacerlo,tenía que intentar mantener la calma,cosa que era bastante difícil para ella.
Entró apresuradamente al laboratorio,como si la puerta se fuera a cerrar,entonces recorrió el lugar con la mirada,no pudo evitar que una leve y pequeña sonrisa se dibujara en su rostro,pronto podría tener a su compañero...por fin.

Guardé las pokéball en los bolsillos de mi bata, mirando de un lado a otro por si alguno de esos pokémon roedores prófugos aparecía. Eran condenadamente rápidos y escurridizos, maldita fuera, pero confiaba en haber atrapado todos para el final del día.

- De acuerdo, date prisa porque tengo cosas importantes que hacer - atrapar a esos Rattata, más concretamente -. Dime qué pokémon es el que quieres, vas a cogerlo y terminamos pronto.

-Que si...-Musitó en voz baja,mientras,por molestar,alzaba la mirada,y entrecerró los ojos,fingiendo que lo pensaba,y después de unos minutos respondió: -Un Eevee...un Eevee macho.-Declaró,arrastrando las palabras y alargando lo máximo que pudo la frase,rápidamente añadió algo mas: -O quiza..-Fingió dudar de nuevo,tenía por seguro que quería un Eevee,pero no podía aguantar el molestar un poco. -Si,un Eevee...-Dijo de nuevo,normalmente hubiera seguido con sus juegos,pero no tenía mucha intención de distraerse,quería a su compañero,y lo quería ya,así era,miró de nuevo al profesor con una pequeña sonrisita en el rostro,dulce,falsamente dulce...

Oh, estaba seguro que esa muchacha irritante sabía desde un primer momento qué pokémon era el que quería, pero solamente quería hacerme perder el tiempo. Como siguiera así, la echaría de una patada en el culo y se quedaría sin el maldito Eevee. Suspiré impaciente hasta que sonrió de esa manera tan desquiciante.

- ¿Ya has terminado? Bien, pues vamos.

La guié hasta la sala donde estaba Jolteon con sus cachorros y volví a mirar a la cría pesada.

- Coge el que quieras - le dije a regañadientes, y por poco no añadí "y el que te aguante"

Soltó una leve risita,sin molestarse en ocultarla o en bajar la voz,siguió al profesor hasta la sala indicada,y sus ojos empezaron a brillar.-¡Q-que bonitos!-Exclamó,tomando un rápido cambio de personalidad. -¿El..el que quiera?]-¿¡Y si me ataca o..o me hace algo!?-Preguntó,y sin esperar respuesta se acercó un poco a los Pokemón,algo temerosa,por si al Jolteon le daba por atacarla por coger a alguno de sus cachorros,finalmente,cogió rápidamente a un Eevee y retrocedio un poco,para alejarse de Jolteon,la expresión de preocupación desapareció inmediatamente al tener al Pokemón entre sus brazos,lo miró,fascinada. -Este...-Dijo,sin dejar de mirar al Eevee,mientras le acariciaba suavemente el lomo.

Y ahora de repente volvía a cambiar, empezaba a dudar de si de verdad era así de tontita e inocente o si solo lo estaba fingiendo. Suspiré. Solo era un Jolteon, por favor, quizás no era el pokémon con el mejor humor del mundo, pero esa hembra era más orgullosa que agresiva, y no resultaba en absoluto peligrosa con nadie. Además, ya estaba acostumbrada a que algún día sus pequeños cachorros se irían con algún entrenador para conocer el mundo, y se resignaba. En cierto modo era la misma sensación que para los padres de los entrenadores.

Cuando por fin había cogido a uno de los Eevees y se acercó ya había pasado tiempo suficiente como para que alguno de los Rattatas huídos hubiera hecho de las suyas en el laboratorio. Intentaría ser amable para que tardase lo menos posible.

- Muy bien, ese... llévate también esto, lo necesitarás - saqué de los bolsillos las pokéball, la poción y la pokédex que entregaba a todos los entrenadores -. Eso es todo - dije, abriendo la puerta.

Aja...-Asintió,dando la sensación de que lo estaba ignorando por completo,pues no le quitaba la mirada de encima al Pokemón,pero cogió rápidamente los objetos para guardarlos en la pequeña mochilita que llevaba consigo,salió del laboratorio,refunfuñando por lo bajo,y justo antes de alejarse demasiado,se dio la vuelta y sonrió. -¡Arigato,profesor-sama!-Canturreó,mientras le hacía un gesto de despedida con la mano,y enseguida se dio la vuelta rápidamente y siguió caminando,con el Pokemón entre sus brazos.